sábado, mayo 29, 2004

HIPOCRESÍA - CAPITULO DOCE - PARTE 2

Se festejó la apertura de una nueva escuela en un barrio no turístico de la ciudad, y se invitó a autoridades de la provincia, no recuerdo si tambien a algún ministro o gobernador.
Fué levantada por iniciativa de los que vivian en esa zona, y así fué resaltado en el periódico local.
Mi jefe de prensa, sin tiempo para darme mayores explicaciones, y como autor de esa nota, me pidió que la resumiera y la leyera en el Noticiero. Antes le pedí que diera una ojeada.
Como me pareció que la llegada de las celebridades políticas era menos importante que el esfuerzo de la gente, opté por mencionarlos así: AUTORIDADES PROVINCIALES.
Al día siguiente, tomaba un café en el centro, cuando se apersonó el Dr. X presidente del partido opositor y responsable de la llegada de los Srs. políticos. Como su ammmmmplio accionar, no había quedado tan en relieve como él quería, con dedito acusatorio comenzó a expresar en voz alta su disconformidad.
Pasados cinco minutos, mi temperatura interna andaba por los 38º. Otros cinco minutos y había subido a 87º. Ahí me levanté y en el tono más calmo que encontré, le dí mi punto de vista.
Como continuase despotricando, opté por decirle:
- Señor, es usted mi jefe de prensa? No, por lo tanto, buenos días. -
Un tiempo después, el tal Dr. X pasó a dirigir el gobierno local y todos esperaron que yo agachara la cabeza o pidiera disculpas.
Nada mas lejano!
Cuando el entraba a la redacción del canal, lo saludaba y continuaba trabajando, sin darle la mayor atención.
Y así fué hasta el último instante.

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