sábado, mayo 29, 2004

PADRE - CAPITULO SIETE - PARTE 1

A veces cuando ojos-brumosos me habla, pienso en mi papá.
Hay algo en él muy masculino, que flota en una delicadeza femenina. Cuando me quiere seducir baja la voz, me clava los ojos y sus gestos, se tornan lentos y suaves.
Mi viejo era así. Las mujeres trataban de entrar en el misterio, en esa fineza casi fría. Ambos, al reir, mudaban. La seducción era otra. Tal vez mas tosca, pero atractiva también.
Mi viejo se creó a sí mismo. Se educó voluntariamente. Cuidó de su aspecto, de sus palabras, como de su caligrafía o sus zapatos.
Recuerdo que teníamos tres colecciones de diez discos cada una, y las escuchábamos con la puesta de sol.
Pero no todas fueron rosas en nuestra vida. Se encontró a los cincuenta sin esposa, sin hijo, y con una nena de once años que no sabía como manejar. Por eso nos peleamos a los doze, nos recoinciliamos a los catorze, casi nos odiamos a los dieciséis, me rescató del correccional a los diecisiete, y me fugué a los dieciocho para no volver a verlo hasta que me casé a los veinte.

A los veintitrés fué mi cómplice en una fuga amorosa y a los veintiocho fuimos vecinos. Luego levantamos la casa juntos, sin saber que sus horas estaban contadas.
Viejo de m..., porqué te moriste cuando empezábamos a conocernos?
No vés que quiero deshacerme de esa carcaza vieja, y me duele vender tu entrepiso y tus puertas? Cómo les explico que ese revoque todo torcido, lo hizo un viejo terco de setenta años que quería dejarle algo material a su única hija mujer? Cómo les digo que en esa madera están simbólicamente perdonadas las tres palizas que me diste?

Cómo les digo que en esa cocina te vi por última vez, como un Luca Prodan de los años veinte, con los auriculares de la radio en tu pelada?
Sabías que ya no me importa que me hayas torturado durante años diciéndome que no se me ocurriera quedar con la "panza llena" ?
Sabías que nunca me jodió comer huevos durante quince días porque no querías trabajar?
Y quiero que sepas que jamás en la puta vida que me queda voy a ir al cementerio donde estás encerrado. Escribí encerrado (lapsus) en vez de enterrado. No estás ahí.
Estarás en otro planeta, con otra forma, con otra hija.
Estarás haciendo sesiones espiritistas en Júpiter o en otra Galaxia.
Recuerdo cuando me llevaste a la Escuela Basilio, y me recetaron esas inyeciones de cerebro de vaca, para ayudar la memoria. El trasero no me lo mejoraron con los pinchazos que me dieron, y casi digo MUUUU. Además me crecieron los pechos (de vaca) en vez de mejorar la memoria. Ahora entiendo porqué me hize vegetariana.

Por el cerebro de vaca, claro.
Te acordás cuando pusiste un aviso en el diario pidiendo pareja de baile, y apareció la gallega? Le cantaste un tango, palo y a la bolsa.

No te imaginaste que de ese romance nacería yo. Esta basurita.
Te acordás de los japoneses que te regalaron el kimono por enseñarles a bailar tango? Y cuando ibamos al Centro Lucense y no sé donde más, y me tenía que tragar toda la música que aborrecía para quedar bien con tus flirts? Y los collares de perlas que me hacías armar, todos igualitos, para regalarles? Y de la última vez que pusiste un aviso y apareció Caty, y te casaste de nuevo a los setenta?
Sabés una cosa? yo te odié mucho; ahora eso está enterrado, como vos. Te salvás por eso. Mi vieja todavía tiene que aguantarme y enfrentar que yo tardíamente le diga todo lo que antes no sabía cómo. Pero vos, viejo, te fuiste antes, que turro!
Será que habrá un lugarcito para mí en tu cajón cuando yo muera? Porque debés estar muy solo ahí. Mirá, en el mismo cementerio está Miriam, te acordás? la pendejita Miss Nosequé, que se murió de un aborto mal hecho. Ya que estás podés retarla como si fuera yo. Ella me hizo ratear en el '73 a los exámenes, para festejar mi cumpleaños.
Algún pariente tuyo debe andar por ahí tambien, no?
Igual esperame para dentro de un par de años. Por ahora parece que tengo que sufrir un poco más.
En realidad yo quisiera que me cremaran para evitar todo eso del velorio y la lápida, pero a veces no se puede elegir.
No pude viajar cuando te moriste, porque preferí mandarle plata a Caty que quedó con muchas deudas. Además era octubre y ya hacía calor; tu cadáver no iba a aguantar ahí en el medio de la cama, todo amarillo. Muerto.
Por supuesto que lloré y te reputeé por no haberme dicho lo que tenías, pero al fin y al cabo yo haría lo mismo si estuviera enferma. Para qué despertar piedad? Es mas, si supiera que voy a agonizar dolorosamente, me mataría. No quiero ver el dolor en los ojos de mis seres queridos durante meses.
Ahora digo yo, la gran perra, porqué no le insististe a mi vieja para que no se embaraze? Yo no estaría ahora acá, rezongando. No estaría escribiendo un estúpido libro, cayendo de sueño, en un cuarto con olor a pis, con una radio que parece que se casó con Caetano Veloso, tratando de descargar la energía que me provoca un brasilero, "o filho da puta" mas lindo que conozco, que al igual que vos, coquetea con todas y cuando alguna muerde el anzuelo, la guarda en la heladera hasta que se decida o no a comerla.

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