sábado, mayo 29, 2004

AMOR - CAPITULO ONCE - PARTE 7

Me importa un bledo si hay otras cosas en el mundo para descubrir. Mi combustible es la pasión, y mi destino es amar.
De qué me sirven todos los conocimientos del Universo si no puedo conquistar a ojos-marinos?
Marilú dice que soy una niña estúpida. Tal vez tenga razón, pero ella con toda su astucia tampoco ama, y sufre.
Y al menos cuando me miro al espejo, sigo viendo mis ideales, grabados a fuego en la piel.
Sí, soy niña, y qué? Son ustedes los que se la pierden.

Yo todavía sé jugar en el mar, en la arena, en las calles.
Puedo salir corriendo avergonzada de su casa, como si hubiera roto un vidrio con una pelota. Puedo jugar como aquella vez en Pinamar, que se juntó medio barrio a ver como luchaban Heman y Skeletor, mientras yo me revolcaba en una vidriera dandoles vida. Puedo correr una carrera con Diana, y pegarle un empujón porque me gana siempre. Soy una niña, y qué?
Ahora que recuerdo, el amor del coronel Buen día tenía nueve años.
Y qué quiere decir? Porqué García Márquez creó un personaje tan delirante? Primero porque entendió; segundo para remarcar que la pasión entre un hombre y una mujer es inevitable y no importa el color, la edad o el sexo.
Yo no me siento culpable por pensar en términos menos intelectuales y sí mas pasionales.

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