sábado, mayo 29, 2004

GENESIS - CAPITULO UNO - PARTE 1

Cierta vez se reunieron en una intrascendente tarde de jueves, una cantante que quería ser fotógrafa, una periodista que quería ser escritora y un escultor de madera que quería tallar piedra.
Cada una de las mujeres había llegado al taller de este último con una motivación diferente: una solo quería ayudar a su amiga a tomar fotos del lugar para un reportaje y, de paso saborear las luces y las sombras, las distancias; enfin toda esa ambientación que tanto disfrutan los fotógrafos; la otra necesitaba el reportaje, no como objetivo final, sino como material humano y precioso para plasmar en papel; en cuanto al personaje masculino de esta historia, después de años de estudiar la madera, desde el trabajo minucioso al descomunal, se sentía ahora mas empujado a tomar el camino de la piedra.
Además al comentar su aspiración las personas lo alentaban:
- Hazlo, hazlo! -
Y así los tres cargaban sus deseos, sus visiones y su realidad, como sombras al
costado de sus mentes.
Después de fotografiar un pesado biombo, delicadamente tallado en ambas caras, la mas joven se envolvió en animada conversación con el dueño de casa, mientras la periodista que quería ser escritora, tomó la cámara y recorrió los rincones del estudio, donde cada objeto quedó por un momento dentro de su atención.
Desentendiéndose de sus compañeros, buscó ángulos insospechados hasta debajo de las mesas.
Aprovechando la distracción del escultor, entró en su cocina donde halló lo que siendo cotidiano, aún así desprendía ante el objetivo una seducción incomparable.
No era la primera vez que le ocurría involucrarse profundamente.
En otras oportunidades, deliró recreando semifusas, o se hipnotizó con el fondo del mar hasta perder la noción del tiempo.
Ensayó ante un espejo durante horas buscando la forma de transmitir una noticia sin empaparla de su opinión, tanto como empleó tardes enteras cocinando extrañas recetas, o escribiendo canciones de armonías disidentes.
En cierto momento, se acercó adonde ellos conversaban y la charla comenzó a girar en torno a un equipo de revelado que alguien necesitaba vender con cierta urgencia.

La joven se entusiasmó y comenzó a soñar aceleradamente.
Si cantaba por lo menos un día por semana durante un mes, juntaría el dinero suficiente, se decía.
El escultor la animaba con frases optimistas, mientras que la jornalista le hizo notar el inconveniente del traslado e ese equipo, que sumado a los que necesitaba para cantar, significaban una responsabilidad a plazos. Veía mejor, primero proveer para su profesión y después para su aspiración. Sin una no habría la otra.
El escultor asintió y se embarcaron en otra discusión sobre la necesidad de terminar las obras comenzadas.
Algo hizo click en la mente de la escritora; los escuchó atentamente y luego comentó que en el prólogo de un libro, mencionaba el hecho de tener comenzado ya otros, sin terminarlos.
Sus interlocutores giraron las cabezas para mirarla, y se vió en ellos la desaprobación. A medida que hablaba, imaginó ambas actitudes psicológicas ante su supuesta inhabilidad para el "THE END".
Enumeró las posibles definiciones: inmadurez, dispersión, desatención, incomprensión, infantilidad, etc.,etc.,etc..
Entonces contraatacó con la pregunta:
- Y quién dice que hay que terminar todo lo que se empieza? Dónde está escrito?
Porqué no puede alguien comenzar algo mas apasionante y volver atrás en mejor momento? -
Y continuó pensando para sí: - Qué castigo espera al que no termina?
Acaso no ir por orden provoca caspa o callos? -
La pregunta que se hiciera Mr. Floyd en "The Wall" fué: - Porqué no puedo comer el pudín antes de la carne? - Y yo digo:
- Porqué no puedo hacer todo lo que quiero? Porque no puedo querer todo lo que puedo? Porqué debo ser ordenada? -
- Porqué debo sentarme en sillas? Porqué debo dormir en camas? -
- Porqué debo ser buena hija, buena esposa o buena madre, o buena patriota? Porqué no puedo decir lo que pienso? Porqué debo tener siempre dinero? Porqué no puedo escribir de noche y dormir de día? -
- Porqué comer todo el biscoito y no solo el relleno? Porqué no existe la telepatía para no tener que escribir esto? -
No muy convencidos, los tres se despidieron, dirigiéndose cada uno a realizar sus actividades: el escultor a esculpir, la cantante a ensayar y la escritora a escribir durante toda esa noche, en que tuvo insomnio, debido a una elevada dosis de café.
El resultado fué un libro pequeño, donde su grito rebelde, quedara plasmado

PER SECULOR SECULORUM, AMEN.

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