sábado, mayo 29, 2004

HIJOS - CAPITULO OCHO - PARTE 5

Qué puedo decirles, hijas?
Creced y multiplicaos? Vivid y dejad morir? Relajense y gozen?
Hagan la suya; yo estoy aquí y deliro mientras no me necesiten.

Si yo no la tengo clara, mal puedo informarles.
Dios: mi enemigo más procurado.
El diablo: seremos nosotros?
La mujer: no las soporto.
El hombre: lo amo y lo detesto.
El padre: una incognita.
La madre: otra incógnita.
Los hijos: son hijos de la vida?
El sexo: lo quiero!
El destino: ...
El amor: dolerá siempre?
La hipocresía: la combato.
La muerte: espero sin miedo.
Tal vez se me escape algo, pero creo que así está resumido lo más interesante de mi mundo. Por lo menos, aunque a mí no me dejaron una "Guía de operaciones para seres humanos", yo trato de dejarles mi machete. Qué copado! Como en el colegio! Una obra de arte del machete. A ver señorita, su tema es el número doce; escriba.
Y allá va la "boneca" a manotear el machete de mami para responder.
Me encantaría convencerlas de no tener hijos. Ser leves como plumas y volar. O empezar de nuevo; averiguar bien como está el mundo y recién entonces traerlas a él.
O rajarnos al carajo las tres, y recomenzar la estirpe de las Amazonas. Vivir en bolas en la selva, en inocencia total. Sin sentirse culpables por nada.

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