sábado, mayo 29, 2004

MUJER - CAPITULO CUATRO - PARTE 2

Bye, bye, Brasil.
Cuando llegue el momento voy a querer que no caiga el sol por última vez, ni asome de nuevo.
No sé que va a ser de mi. Estas calles, esta gente, no las puedo reemplazar por otras por mejores que sean.
Cali, siempre me repetía como una letanía: "y el infierno va con ellos"; lo que él no sabía es que yo, donde sea que vaya crearé nuevos y múltiples infiernos.
Me sacudí de un trozo de caca en la terminal de Buenos Aires, y ya me enterré en el inodoro local.
Acaso se creen que la alegría es sólo brasilera?

No, yo era feliz! Era alegre, reía, me revolcaba en la arena, hacía el amor bajo la luna, contaba los granos de arroz que me quedaban y viajaba a dedo. Como yo, había muchos que dejaban que sus vidas fueran instintivas.
Claro que me deprimía! Ni duden que me reviraba como cualquiera; pero las cosas eran más suaves, menos dramáticas.
El problema comenzó en mi "vejez". Un buen día apareció un buen señor Nadie que decidió o decretó mas bien, que ya era hora de ponerme seria.

Astutos argumentos resquebrajaron mi autoconfianza.
Pero todavía peleo, aún en medio de esta penitencia; este castigo por haber olvidado la inocencia. Y la peor prueba es andar como una p...apanata, suspirando por los rincones, o mirando el mar...

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