sábado, mayo 29, 2004

MUJER - CAPITULO CUATRO - PARTE 3

Me fuí para la Bahía de todos los Santos, a expiar mi pecado, y me encontré con mi viejo amigo Blackie, que hace veinte años que está como yo. El pobre infeliz cometió de pendejo, el terrible error de fumar un porro delante mío. Yo no me sentí en condiciones de discutir, porque estaba en la calle y él se estaba haciendo cargo de mi. Volvimos de Mar del Plata a Buenos Aires; lo torturé durante quince días, acorralado como estaba, en un departamento, a solas conmigo.
Disfrutamos como pueden hacerlo dos nenes de dieciocho años que no saben nada de nada pero quieren aprenderlo todo, (en el 73, equivalian a una criatura de 12 de ahora) y luego, sí, vino el portazo.
Insistió el pobre, hasta que dos años después desaparecí.
Ahora ya ni entiendo lo que fué a hacer a Bahía. Me paseó por todos lados, intentando hacer un culto under del movimiento negro, la cerveza bock, las calles cagadas, los ladrones, las prostitutas y la pobre negra fea que lo arropa suavemente cada noche.
Cuántos son? Ocho mil kilómetros? Te fuiste lejos, loco, a lavar tu pena por una mujer que te dijo NO!. Es una lástima que un tipo tan lindo, sensual y bueno se haya anulado así el cerebrito. Es peor que si hubieras tomado un mal ácido.

El hambre causa desastre en la cabeza. Sin vitaminas no sos nada. Sos animal.
Yo pasé por eso hace diez años. Ni sé cómo logré safar.

Salía de casa a estudiar con una amiga y por el camino, no podía recordar dónde iba. Tuve que shockearme con bombas de vitamina B12.
Odio el hambre.
Odio el hombre que hace a otro pasar hambre.
Odio a ESE hombre, que aún sin malicia, me hizo pasar hambre.

No hay comentarios.: